Las campañas anticipadas de los morenistas, un descaro e ilegalidad.

Faltan casi 14 meses para las elecciones presidenciales del 2024 y el descaro, la desfachatez, el uso de recursos públicos y la ilegalidad enmarcan las «promociones», «pre-pre-campañas», «presentaciones» y demás actos ilegales de las llamadas «corcholatas» de Morena, denominadas así por el presidente AMLO.

El uso de recursos públicos es un descaro total y además ilegal, ya que el proceso electoral no comienza hasta septiembre de 2023, y las precampañas oficiales no inician hasta enero de 2024.

Día tras día, vemos giras, conferencias, presentaciones de libros, reuniones con sectores, bardas, anuncios, encuestas y publicaciones en redes sociales con el objetivo de ensalzar figuras que no pasarán la prueba del dedazo presidencial de fin de año. Todo esto es un despilfarro sin límites, a la vista de todos, incluso con un gran financiamiento de empresarios y líderes sociales que no quieren (o al menos pretenden no querer) quedarse fuera de la foto.

Mi punto de vista es que deberíamos dejar de engañarnos y permitir campañas y precampañas con una sola condición: que los candidatos renuncien a sus cargos públicos y se desprendan de la ubre presupuestal. Los secretarios privados, asistentes, coordinadores y logística de los susodichos tampoco deberían recibir su salario del dinero de todos. No está mal querer ser el futuro presidente de la República, pero sí lo está pretender lograrlo usando el dinero de todos.